Casa Peter, la eternidad de un pionero
Fundada en mayo de 1968 por Jorgen Peter Larsen, Casa Peter se ha ganado con todo mérito ser un emblema de La Laguna. Introdujo en la ciudad lo que hasta entonces era algo que casi nadie conocía, los perros calientes. Y con él una legión de seguidores que siguen disfrutando de tan ilustre casa en la calle Núñez de la Peña.
José Luis Reina / San Cristóbal de La Laguna

La aventura de Jorgen Peter comenzó en la Milagrosa, allá por 1968. Aunque allí solamente estuvo unos meses, fue la primera piedra de lo que sería el inicio de una casa que no solamente trajo a La Laguna la comida rápida, sino que hoy es considerada por muchos una institución que ha sido testigo privilegiado del devenir del municipio. Tras la ubicación inicial, Casa Peter se trasladó a la calle San Agustín 48, al lado del Cabrera Pinto, donde los centenares de estudiantes descubrieron los célebres perros calientes. Su ubicación definitiva fue donde sigue despachando en la actualidad, en la calle Núñez de la Peña, lugar de peregrinaje para matar esos antojos que tan bien saben solventar en Casa Peter. En la actualidad es una Comunidad de Bienes de Pastor, Loli y Nils, que han sabido continuar con tan icónico letargo de una manera magistral.
"Los clientes inventaron el perro pequeño, ya que a muchos no les gustaba que la salchicha sobresaliera del pan. Todavía hoy en día tenemos a clientes de siempre que piden el perro pequeño después de más de 52 años", recuerda con orgullo Loli.

Y es que Casa Peter es parada obligatoria para multitud de personas que salen a pasear por las calles del casco, y terminan la caminata con una parada técnica en las históricas mesas de Peter. El relevo generacional ha sido un factor clave para que el negocio se mantenga en plena forma. "El relevo lo hemos ido haciendo poco a poco porque somos una empresa familiar y aún así todos estamos pendientes", señala Loli, que además recuerda que "también ha habido un relevo generacional en los clientes. Muchos de ellos se conocieron comiéndose un perro caliente y terminaron hasta casados. Hay muchas anécdotas después de tantos años".
Esencia y sabor de siempre
El local mantiene la esencia de siempre. Los pedidos se
realizan en la barra de entrada, donde Neils toma el pedido, te da los ya célebres
tickets (blanco y amarillo) para que sigas avanzando hacia el fondo, donde está
la sala de máquinas. Allí entregas uno de los tickets, apuntas los últimos requisitos
de tu perro o tu hamburguesa, y ya puedes ir haciendo lo boca agua pensando en las
papas con otra de las señales inequívocas de Casa Peter, la salsa universal. Al
fondo del local hay una pequeña barra, idónea para cuando las mesas están
llenas. Allí podrás encontrar en la pared centenares de folletos con ofertas y
servicios de todo tipo, que sirven como panel informativo de multitud de
eventos culturales en La Laguna. Merece la pena comerse un perro caliente allí mientras
curioseas ante tanto papelito

"Los clientes vienen de muchos sitios de las islas y de la península. También muchos de los erasmus que vienen a la Universidad de La Laguna. Además de todo tipos de perfiles, tenemos clientes de más de 90 años", recalca Loli, que además se refiere a La Laguna como "nuestra vida, ya no solo por el negocio, también por sus gentes. Es una ciudad muy bonita y admirada por todo el mundo".
El futuro, y más ahora que azota cruelmente la crisis del coronavirus, pasa por "seguir luchando mientras que los clientes sigan acudiendo. Lo de la crisis está siendo demoledor para todo el mundo, pero cuando pase nos comeremos los perros calientes con más ganas".
